domingo, 24 de junio de 2012

El hombrecito


Nunca crece el hombrecito
Vive haciéndose el chiquito
Minimiza su persona
Recortando su autoestima

Tembloroso y tartamudo
Mordisqueado por sus miedos
Va comiéndose los dedos
Va quedando quebradizo

Con el tiempo
Sigue haciéndose el chiquito
Hasta encoge el cuerpecito
Disimula poca altura y
Sabotea su estatura
Se recorta sus piernitas

Ve su vida malograda
Se despierta bancarrota
Y además de temerle a los fracasos
Tiene miedo que lo vean
Embarrado en la derrota

Va pateando sus trofeos
Malgastando sus talentos
Desconfía de su intelecto
Y reduce su cultura
A lo que halla en la basura
Es bellaco y depravado
Pero conmueve a las ratitas
Falsificando lagrimitas

Nunca sube el hombrecito
Va creciendo chaparrito
Con semblante inofensivo
Pero auto destructivo

lunes, 24 de octubre de 2011


miércoles, 23 de febrero de 2011

Los poemas rotos

Nadie es para siempre



Cuando éramos niños, los mimos, cariños y demás frases lapidarias con las que nos vistieron, nos fueron etiquetando con un código de barras de indestructibles. Nos hicieron creer que seríamos los más guapos del mundo. Nos dibujaron en el aire un campo magnético. Nos asignaron un ángel de la guarda apócrifo y nos echaron a la vida, indefensos e ilusos. 


De pronto el mundo se hace más chico y la muerte empieza a pasar lista; hace pocos días mi primo se fue en un cambio de velocidad, así sin más algo decidió que así sería. Hoy  una bala en el pecho de un amigo. Sin contar que en este país sangriento siempre amanece uno con la almohada salpicada, despertamos y nos vemos, quizá, por última vez en el espejo. Diario a desayunar  con el café del luto. Día a día el sonido de un balazo que sólo nos viene a recordar que estamos aquí de paso. 


Quién la viera a la vida, disparándonos a quemarropa.  


Cuando de niño me tocó decir unas palabras mientras nos pasábamos las doce uvas, todos se rieron cuando dije: "Yo sólo agradezco que hoy no me tocó a mi"- Porque diario, al menos uno, se baja de este desalmado y poluto mundo, tan cabrón él.
  
¡Ríanse ahora, invencibles! 


¡Pero vamos! No es que uno regrese a casa y cierre con premura la puerta tratando de evitar que se meta el mínimo chiflón de mala suerte, no es que uno salga a la calle temiendo ser el fatídico destino de  una bala perdida, no es que contemos los latidos pero es que se muere alguien cerca y nos empiezan a agarrar las prisas  ¿Acaso es la muerte lo único que nos recuerda que estamos vivos? 


En fin, aquí nos mató vivir y por eso es que pienso que cuando vamos camino a la cama, no es el cansancio lo que pesa, son los muertos. 










Querido año nuevo:


Ya entendí el mensaje, ahí muere.

lunes, 14 de febrero de 2011

Un Hombre Bala normal


Como Hombre Bala me iré
Y atravesaré sin dirección esta habitación.
Como Hombre Bala escapar
Será la solución, enciende ya el cañón
¡No pido más!
Y a través del cristal
En mil pedazos estallar,
No voy a acumular mis explosivos corrosivos sin quemar.

Como Hombre Bala verás 
Que decidí volar sin el cinturón de seguridad.
Como una bala fugaz
Perforaré el pulmón de este cielo tan guasón.
Y sin pensarlo más veré mi suerte aterrizar
¡No pido más!
Y si llegó  el final, diré en el aire 
Que un disparo y un suspiro 
Miden exactamente igual,
Al fin y al cabo no fui 
Un Hombre Bala Normal.

Mi noche

Huele a chemo la noche,
Escupe charcos en los puentes,
Husmea en la basura
Como una rata en la coladera y se roba los espejos.

La noche gime patrullas a lo lejos.
La noche taconea balaceras por la esquina,
La noche es un peligro enlatado a buen precio en la vitrina.
Como ninguna.
En la ciudad, la noche es el rimel corrido de la luna.

Rinconera y ebria se fuma todo lo fumable,
Se brinca por la azotea
Me recorta los párpados con su navaja
Mientras me tira la baraja 
Y me arrulla en la negrura del insomnio.

La noche es una cerveza de barril: fría, espesa y oscura.
La noche mide una botella de vino clandestino. 
La noche es una caja de resonancias 
Que sopla pianos taciturnos,
Y que musicaliza mis desatinos. 

Bienaventurados los terrenos de la noche porque de ellos saldrá la tinta negra de los desvelados.

Tuvo miedo



  
Nunca antes la habían amado así,
No estaba acostumbrada a eso.
No conocía el amor líquido, ni el amor espeso. 
No sabía a qué sabía un beso inesperado
Ni en la luna había bailado.
No tenía idea de la vida  
Que llevaban los amantes,
Cuando sin querer sus ojos
Denunciaron muy brillantes
La sonrisa de sandía
Que en su pecho él encendía.
Nunca antes le robaron dos instantes
Ni de noche, ni de día. 

Y ese día tuvo miedo
Mucho miedo...

Y esa noche tuvo frío
Mucho frío...